Lucero y Mijares miran lo que otros no miran y con sus rostros emocionados hasta las lagrimas han calificado de excelencia la intervención de su hija como cantante en un programa dominical estructurado para sobresaltar las intervenciones de hijos de famosos, en su mayoría con insuficiente talento para lograr una carrera exitosa pero con todos los elementos para ser impuestos de manera publicitaria, sin considerar que al público no se le engaña. A ese mismo público que repudia a Angela Aguilar, al hijo de Emmanuel y que tanto idolatro desde el primer momento a José José hasta convertirlo en el máximo vendedor de discos en español para el continente americano. Ese mismo público direccionado en los años setentas, ochentas y parte de los noventas, antes de contar con la tecnología digital que ha desmonopolizado los medios de comunicación para que el público pueda escoger opciones y no resignarse a únicamente tener a Lucero Mijares como única alternativa. Esa es la razón por la que Jaime Camil realiza sus millonarias producciones y fracasa, Juan Osorio encabeza las listas de audiencia en la televisión convencional pero nadie acude a sus taquillas o que Lucero Mijares puede ser una maravilla para los comunicadores a modo, pero que el espectador la descalifica en los espacios de internet que se convierten en un megáfono público. Más en www.somoselespectador.blogspot.com