“El cuerpo ha
sido históricamente la única forma de negociación de las mujeres, por lo que la
presión por calzar con esos estándares es muy grande. Es muy difícil
deconstruir estos mensajes sexualizados y racializados, y la pobreza extrema
puede acrecentar esta presión”, añade.De acuerdo con Boothroyd, aún debe
estudiarse si el consumo de la televisión occidental –con su consiguiente
idealización de la delgadez– influye negativamente sobre el bienestar
psicológico, como autoestima y desórdenes de alimentación. Gabriela Arguedas, experta del Centro
de Investigación en Estudios de la Mujer de la Universidad de Costa Rica,
comenta que la televisión sigue siendo uno de los medios más importantes para
posicionar mensajes ideológicos, pero independientemente d elo antes
transcrito, nosostros opinamos que el deseo sexual es instintivo como la búsqueda de lo estético y un aparato
cuyo funcionamiento está basado en la visión, no podría evadir la búsqueda de
una presencia física agradable, por lo que pensamos que esa búsqueda es natural
no así el objeto encaminado en base a la imagen estética. Más en www.somoselespectador.blogspot.com