Por: José Angel Martínez Jiménez
Así como los animales se clasifican en dos grandes grupos
que son los vertebrados y los invertebrados, así también el espectador debe
clasificar la zoología periodística. En aquellos comunicadores con hueso, que
están bajo el esqueleto de una línea, que algunos descaradamente son identificables en cuanto a que están bajo la patria potestad
empresarial y de abuso poderoso y otros que fingen ser veraces o cuidan su
imagen de veracidad para posteriormente servir al amo. También existen los periodistas
invertebrados, cuyos movimientos son autónomos, que difícilmente aparecen en
televisión , esporádicamente en la radio tradicional y que su refugio era frecuente en la prensa escrita de poca
circulación y ahora en las redes sociales, que por cierto para confundir al
auditorio, han sido invadidas como pasillo habitual por esos periodistas
vertebrados. Anteriormente, hasta lo que se anunciaba en la radio o en la
televisión, tenía palabra de honor, a partir de que la ambición empresarial se
volvió en voracidad con el
neoliberalismo, el televidente, radioescucha y lector, ya no pueden confiar ni
siquiera en los anuncios comerciales que pasaron de ser exagerados a
mentirosos, tal cual sus comunicadores. La corrupción ha sido la llave negra
para todas estas desgracias, desde la formación familiar, social, profesional y
política; el ciudadano mexicano ha crecido en un ambiente deshonesto como
paisaje habitual y este se anida en el
ejercicio profesional como ocurre en el caso periodístico en donde el espectador
consciente rechaza, el inconsciente acepta y el ignorante llega a adoptar y a defender aunque no
entienda su accionar y reaccionar a falta de reflexión operante. Más en www.somoselespectador.blogspot.com