jueves, 14 de octubre de 2021

MARILYN MONROE NUNCA SE ENAMORO DE LA TELEVISION

 






























El 5 de agosto de 1962, a las 4:55 de la madrugada, el jefe del departamento policial de Los Ángeles, Jack Clemmons, recibió una llamada inquietante. Su interlocutor era el doctor Greenson, psiquiatra de Marilyn Monroe, y el mensaje era claro: la actriz había muerto. La sensual rubia pasó a la historia como una gran figura del cine mundial, pero en la televisión también fue un símbolo sexual al transmitirse sus películas en la pantalla casera aunque su trayectoria en televisión no fue tracendente. Monroe fue la estrella de cine que no cayó en la tentación del aparato electrónico casero, con todo y que se ganaba toda la atención en los programas estelares a los que acudía como invitada. Pese a la infinidad de biografías y libros que sobre ella se han escrito (incluyendo su autobiografía, aparecida póstumamente en 1974), en los que se ha podido percibir esa otra Marilyn que no se ajusta al tópico, aún hoy sigue apareciendo en primer lugar, o en un lugar muy destacado, en toda clase de rankings más o menos frívolos: en 1995 fue votada por los lectores de la revista inglesa Empire como la actriz cinematográfica más sexy de todos los tiempos; la misma revista, en 1997, la situaba como la octava estrella del cine (masculina y femenina) más grande de todos los tiempos; y en 1999, la americana People Magazine la consideraba la mujer más sexy del siglo. Más en www.somoselespectador.blogspot.com